sábado, 3 de noviembre de 2012

No me pongas frenos, que quiero acelerarte.

No paro de hablar sobre el puto amor, ese jodido sentimiento que es tan dulce como amargo. Ahora, no veo las cosas buenas de la vida, por mucho que lo intente no puedo, me ciega la vista, solo me permite ver a una chica sufriendo, encerrada en su habitación con la almohada empapada de lágrimas, con cientos de pañuelos que secan sus ojos mojados, con su corazón roto y con un chico invadiendo su mente. Esa chica acaba de levantar la cabeza y alzar la mirada, parece decidida y se levanta de la cama, se ha puesto delante del espejo. Ahora está haciendo algo extraño, algo que hace mucho tiempo no lograba. Está sonriendo, y esa sonrisa dice muchas cosas, dice que todo el dolor se vaya a tomar por culo, dice que de una vez va a ser feliz, y dice que ya no va a sufrir más. Esa niña insegura, acaba de dejar las preocupaciones de lado y a seguido adelante, esa niña debería ser yo.

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